LA INFLACIÓN EN NUESTRO PAIS ES UN PROBLEMA A RESOLVER POR CADA GOBIERNO DE TURNO.
NAFTA=CANASTA FAMILIAR=SALARIOS=INFLACIÓN.
Cada cuatro años tenemos referentes de la política qué nos dan distintas recetas para enfrentar un nuevo ciclo a gobernar con inflación.
La Argentina tiene décadas dónde economistas formalizan medidas sin llegar al punto de bajarla.
Hace varios años los argentinos sufrimos el flagelo de la inflación que nos come nuestros
salarios sin que aparentemente podamos hacer nada. A su vez, escuchamos todo el tiempo
interpretaciones de por qué nos llueve esta plaga, que además de la Argentina afecta a un
puñado de otros países, como Venezuela, Irán, Malawi y Sudán. Oímos que la inflación se
produce por la existencia de empresarios inescrupulosos, un fenómeno que aparentemente
parece ser exclusivo de este puñado de países. Debe ser que en Brasil, Perú, Indonesia,
Tailandia, por citar algunos, los empresarios son buenos y que imbuidos de una gran
conciencia social no aumentan los precios aun pudiendo hacerlo. Claro, con empresarios
así, cualquiera.
Pero todo eso no es cierto. La inflación se produce porque el Gobierno emite dinero para
financiar el desequilibrio entre sus gastos y sus ingresos. Esa emisión aumenta la oferta de
pesos en la economía, y como cualquier bien cuya oferta sube, su precio cae.
La inflación es
el reflejo de un peso que cada vez vale menos. Es el resultado directo del uso
indiscriminado de la emisión para financiar el gasto.
Es importante entender que la inflación es simplemente un mecanismo de recaudación para
comprender tres temas. El primero es que el Gobierno es el responsable directo del
fenómeno. El segundo, que al operar como un impuesto que recauda los pesos que se
emiten a costa de una caída en el salario real, la solución del problema puede tener dos
posibilidades. En una, el Gobierno podría subir otro impuesto y reducir la emisión. Esto no
cambiaría radicalmente la situación de las familias ni del Gobierno. Lo que se paga hoy con
la pérdida de valor adquisitivo se pagaría con otro impuesto.
La otra es bajar el gasto y con
ello la necesidad de emitir y la inflación. Esto favorecería a las familias a costa del Gobierno
(éste se quedaría con menos impuestos y tendría que gastar menos y las familias pagarían
menos y podrían gastar más). El tema acá es si hay algo para bajar. AySA (Empresa de
provisión de aguas de Argentinas), Aerolíneas, Fútbol para Todos y Arsat (Empresa de
implementación de las políticas de Estado en materia de telecomunicaciones, radiodifusión e
Internet). son los candidatos adecuados, pero lo que el Gobierno gasta en estas cuatro
cosas suma sólo unos 20.000 millones de pesos y, aunque son gastos innecesarios en el
presupuesto de todos los argentinos, sólo ayudan a resolver un pedazo del problema
cuando el Gobierno emite entre 70 y 100.000 millones de pesos por año. El tercer punto es
que bajar la inflación no es recesivo. Si el Gobierno gasta menos y emite menos, la gente
tendrá un inmediato alivio en su bolsillo y gastará más. Que bajar la inflación no es recesivo
debería ser obvio por el hecho de que si lo fuera, todos los países del mundo que tienen
baja inflación estarían sumergidos en una larga recesión.
En definitiva, el tema de la inflación se produce por una lucha distributiva. Pero no de
asalariados y empresarios, sino del Gobierno con los ciudadanos. El primero usa la emisión
para apropiarse de recursos del sector privado. La solución tiene dos vertientes: o el
Gobierno le saca dinero de otra manera a la gente o decide gastar un poco menos y así
castigarla menos con el impuesto inflacionario.
Con este diagnóstico, el bloque Pro (Partido opositor que gobierna en la Ciudad de Buenos
Aires) en la Cámara de Diputados ha decidido ofrecer una agenda para resolver
gradualmente el tema de la inflación. Ésta tiene 8 puntos que ponemos sobre la mesa para
un debate y en la búsqueda de consensos con el resto de los bloques y el FPV (Frente Para
la Victoria, que es el partido gobernante). La pregunta es si se podrá.
Por Redacción Diario.